A quienes me preguntan de que pueden servir las flores de Bach, insistiría en una cosa muy útil y pragmática: las flores nos ayudan a asimilar la realidad.
Las esencias no transforman el mundo si no que cambian nuestra manera de verlo. Las “tragedias” o molestias ocurren igualmente con o sin flores, cabe decirlo, pero en vez de ser bombas que nos destruyen, se transforman en una lluvia fina cuya molestia podemos aliviar gracias a un paraguas o un impermeable.
Por supuesto, algunos tienen ya esta capacidad sin necesidad de tomar flores pero las flores ayudan a la mayoría a lograr este estado de ánimo más sereno de verdadera aceptación de los hechos.
El ser humano que logra seguir su intuición y quedarse íntegro a pesar de la desdichas, es él que acepta la realidad pero no él que se resigna.
La diferencia es importante: la resignación es negativa y trae resentimiento (emoción tratada por la flor WIL, Sauce) o debilidad generalizada y falta de voluntad (CEN, Centaura). La palabra en latín medieval “resignare” significaba “devolver, cancelar”. La aceptación, sin embargo, es su contrario: viene del latín “accipere”, que significaba “acoger, recibir”. Miramos, pues, de frente las desgracias y traumas y se recuerdan con mucha más serenidad, sin rencor.
Parece que esté hablando de algo imposible de realizar. No obstante, los que hemos tomado flores después de un trauma sabemos que es totalmente factible: las flores tratan nuestras emociones sin necesidad de discurso racional, van directo al corazón y nos permiten asimilar episodios dolorosos con mayor sabiduría: “Eso me pasó, pero ya pasó”. Lo negativo se vuelve una lección y lo positivo se guarda, por supuesto.
Asimilar lo que pasó es la única manera de seguir avanzando de manera más o menos positiva, de eso sirven las flores STB (Leche de gallina en castellano), especial para los traumas; o bien WAL (Nogal), la cual facilita la adaptación. Nuestra salud depende de esta actitud: si el rencor se queda grabado dentro de nuestro cuerpo y nos afecta un día u otro, más vale, pues, eliminarlo ya que somos capaces de cambiar nuestra actitud frente a la vida.
Por lo tanto, se puede afirmar que las flores de Bach cambian nuestra visión del mundo
sin necesidad de llevar gafas con cristales rosas ni ser exageradamente optimistas. He aquí una frase muy bonita de Schweitzer: “El mayor descubrimiento de todos los tiempos es que los seres humanos podemos modificar nuestra vida modificando la actitud de nuestra mente”.
Isabelle TOUSSAINT
Ilustración: Claude Monet, Les coquelicots/Las Amapolas
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