miércoles, 30 de noviembre de 2011

Soñar o vivir: dos caras de la misma moneda.




Soñar o vivir: dos caras de la misma moneda.

Mi intención era hablarles de otro grupo de flores de Bach, el del desinterés por el presente, que comprende las siguientes esencias: Clemátide (CLE), Madreselva (HON), Olivo (OLI), Mostaza (MUS), Castaño Blanco (WCH), Rosa silvestre (WRO), y Brote de Castaño (CHB).
Todas son flores que nos centran y conectan con la madre Tierra, que permiten comprometernos con nuestra vida e implicarnos en nuestro proceso para disfrutar y avanzar.
La falta de interés por el presente puede tomar varias formas: algunos sentimos nostalgia y no cortamos con el pasado; otros no podemos aprender ninguna lección, sea práctica, emocional o “espiritual”; ciertas personas sufren una perdida de fe en su vida; otras son melancólicas sin razón aparente;  unos parecen indiferentes y viviendo en el futuro; otros no tienen energía para nada. Estas diversas “dolencias” esconden una falta de conexión con el ahora, la cual provoca una huida hacia el pasado, el futuro, las enfermedades, la tristeza y/o la nerviosidad: todo menos disfrutar y afrontar el presente.
Comenzaré, pues, con CLEMATIS, la Clemátide, esencia de los soñadores por excelencia, de la gente que prefiere proyectarse en el futuro. Me recuerda una frase de Jacques Brel: “El hombre que sueña siempre gana”, la cual me parece acertada siempre y cuando uno mantenga los pies en la tierra. CLEMATIS nos enseña que los dos conceptos son totalmente compatibles. Es más, creo que desarrollando una actividad artística se puede sanar esa indiferencia por el ahora que caracteriza a los “Clemátides” y fomentar la realización de los sueños.
Otra esencia que nos centra es la CHESNUT BUD, Brote de Castaño. Es sobre todo una flor básica para cualquiera, ya que nos enseña la inteligencia emocional y el auto-conocimiento. Es útil para gente cuya torpeza, distracción y prisas les impiden ver el mundo y les lleva a repetir constantemente los mismos errores, sintiéndose atrapados en esquemas y alejados de las necesidades ajenas o propias.
La siguiente esencia se llama Mostaza, MUSTARD y es la flor perfecta en casos de depresión cuya causa es desconocida. La melancolía  hace que la mente no está disponible, ya que está en duelo. Es como si una nube negra nos impidiese ver el cielo bonito y azul, nube que MUS borra del cielo para ayudarnos a disfrutar del día soleado y sereno.
Pasemos ahora al  WHITE CHESTNUT (Castaño Blanco) que corta los pensamientos negativos y repetitivos, esas voces que nos hacen pensar que estamos en el pasado o en el infierno y actúan como pantalla entre nosotros y el mundo, nublando nuestro criterio con obsesiones y tortura mental. Tomando esta maravillosa esencia, vemos que el presente se vuelve lo suficientemente interesante como para ocupar nuestra mente y mantenernos lejos del ruido y la furia.
A su vez, el Olivo, OLIVE, aporta su granito de arena a los desconectados, sanando a los que han vivido un largo padecimiento que les ha dejado sin fuerzas ni vitalidad y que no pueden reprender su vida presente.
La Rosa Silvestre, WILD ROSE, nos pincha literalmente si hemos perdido la fe en la vida y facilita la implicación en nuestra existencia y proyectos actuales.
Por fin, HONEYSUCKLE, la Madreselva, nos desconecta de nuestras historias de antaño para centrarnos en el ahora y evitar la nostalgia de los que se refugian en el pasado y que no se enfrentan a lo que hay.
Todas estas flores nos asientan, pues, en el hoy y ahora, único lugar donde nos podemos comprometer y responsabilizar, ya que el pasado, pasado está y el futuro, incierto.
El poder del ahora genera por lo tanto una fuerza liberadora, ya que corta con las cargas emocionales pasadas y ayuda a concretar planes.
Se puede ver allí un carpe diem tal como los veían los epicúreos: lúcido, inteligente, sensato y liberador.
Soñar y vivir aparecen entonces como dos caras de la misma moneda, son inseparables: soñar significa hacernos libres, y dejar de encadenarnos a un pasado de miseria, a la tristeza y desmotivación crónicas o a un futuro utópico. AHORA SÍ“El hombre que sueña, siempre gana”.


Artículo: Isabelle TOUSSAINT
Ilustración: LEÓN MARTÍ TOUSSAINT, la Mostaza

miércoles, 5 de octubre de 2011

Sociedad para el Estudio y la Difusión de la Terapia del Dr Bach de Cataluña

Si tenéis cualquier duda en cuanto a las flores, podéis también consultar la web de www.sedibac.org
que es la asociación  difunde las terapias florales en Cataluña.

martes, 4 de octubre de 2011

SEDIBAC regulación de las terapias naturales

 
Sociedad para el Estudio y Difusión de la Terapia del Dr. Bach de Cataluña

 
El 15 de Septiembre pasado, una delegación de SEDIBAC formada por Raquel González, vicepresidenta, Silvia Ariki, Coordinadora de la Plataforma de Investigación y Sonia Fiorenza, Secretaria, se reunió en el Ministerio de Sanidad con el Sr. Ángel Luis Guirao García, Subdirector General de Alta Inspección y Cartera de Servicios y la Sra. Isabel Prieto Yerro, Coordinadora del informe de análisis de situación de las Terapias Naturales.
El pasado mes de Julio, la Ministra de Sanidad, Leire Pajín, anunció una inminente regulación de las Terapias Naturales ya que debido a la “enorme variabilidad que existe entre estas prácticas, están siendo analizadas de forma particular y exhaustiva”. En el 2010 en contestación a una solicitud del Ministerio, SEDIBAC redactó y envió una documentación informativa sobre la Terapia Floral del Dr. Bach. Tras tener conocimiento del anuncio efectuado por la Ministra de Sanidad en julio pasado, la Junta de SEDIBAC acordó solicitar una entrevista en el Ministerio de Sanidad con la intención de cumplir los siguientes 3 objetivos:
1. Conocer la postura del Gobierno en referencia al lugar que ocuparía, en caso de una regulación, La Terapia Floral del Dr. Bach dentro de las Terapias Naturales.
2. Solicitar que SEDIBAC se constituya en interlocutor referente.
3. Entregar un documento con información actualizada (ver pdf anexo).
Durante el transcurso de la reunión se nos comunicó que el informe final con la lista de las Terapias que serán reguladas ya estaba en el despacho de la Ministra, a la espera de ser firmado. Sin embargo, para la elaboración de dicho informe, habían contado con las aportaciones que SEDIBAC hizo en 2010, otorgándonos además, la consideración de ser colaboradores del estudio. También nos indicaron que, en dicho informe, la Terapia Floral del Dr. Bach aparece reconocida como terapia independiente, con una filosofía y cuerpo doctrinal propio.
Antes de finalizar la reunión, solicitamos que SEDIBAC fuese considerada la principal interlocutora en todo proceso de regulación a nivel estatal que hiciera mención a la Terapia Floral del Dr. Bach, a lo que hubo una respuesta muy positiva por parte del Ministerio, que seguirá contando con nuestra colaboración, por lo que no se descartan futuras reuniones para realizar cuantas aportaciones sean necesarias en materia de defensa y reconocimiento de la Terapia Floral del Dr. Bach.
A fines de septiembre terminó la gestión del presente gobierno sin que se aprobara la Ley, por tanto, hasta la formación del nuevo gobierno no habrán noticias sobre la evolución que seguirá el proceso de regulación de las terapias naturales, no obstante, en el Ministerio de Sanidad, a través de la documentación aportada, queda constancia de la presencia de SEDIBAC, que seguirá estando en alerta para velar por los intereses de los terapeutas florales.
Barcelona, 30-09-2011
SEDIBAC

martes, 20 de septiembre de 2011

http://www.lavanguardia.com/lacontra/20110505/54150488250/el-ser-humano-es-estupido-hay-que-ser-consciente-de-eso.html

martes, 13 de septiembre de 2011

La kinesilogía no es magia.

La kinesilogía no es mágia.

Este artículo pretende explicar los principios de la kinesiología, rama que es muchas veces considerada como una religión en la cual hay que creer o como pura magia.
Primero, un poco de etimología: La palabra viene del griego "kinesis" que significa "movimiento", la kinesiología estudia los músculos y los movimientos del cuerpo, no para determinar su fuerza sino para evaluar la respuesta muscular.
Los datos que proporcionaré aquí se remiten a un libro de Maggie la Tourelle, Principios de kinesiología. Sólo hablaré del test muscular que sirve para dar flores de Bach porque es lo único que conozco. Preciso que no soy kinesióloga y que he aprendido únicamente ese test para poder aconsejar flores a los pacientes, sin ánimo de diagnosticar o recetar nada. Que eso no me impida afirmar que la kinesiología no es ni mágia ni tampoco una religión.
Esa rama es del todo científica y fue inventada por el doctor en quiropráctica George Goodheart (él mismo hijo de otro doctor en quiropráctica especializado en homeopatía, naturopatía y osteopatía) en la década de los sesenta.
Veamos la quiropráctica: "método de manipulación manual de la columna vertebral y de las articulaciones creado a finales del siglo XIX por Daniel Palmer", el vocablo significa "hecho con las manos" y considera que tratar la columna vertebral (con ella el sistema nervioso central y el cordón espinal) es tratar el cuerpo entero. Tratar los nervios es curar el enfermo, ya que todo está relacionado. Ahora bien, se considera que "la salud nos llega de dentro a través de la inteligencia innata del cuerpo", unida ella misma la inteligencia universal. Es el famoso sistema nervioso que nos vincula a esa inteligencia universal.
Hablando de la kinesiología, el planteamiento es similar: se usa el test muscular para comunicarse directamente y sin hablar con el cuerpo del paciente y saber que padece.
Los kinesiólogos pueden , pues, "corregir" al paciente y reequilibrar sus componentes estructurales, nutricionales y psicológicos.  No explicaré más y os pido de informaros si el tema os interesa.
En cuanto a las esencias florales, se puede indicar y aconsejarlas practicando un test muscular de la misma manera: comunicándose directamente con el paciente, estirándole los brazos.
No hace falta creer en la kinesiología y si puede parecer misteriosa o mágica, tened en cuenta que es bastante practicada de manera natural en Estados Unidos. Es, de hecho, un método bastante seguro y rápido para estar en contacto con nuestro "yo" profundo, para dejarnos hablar realmente con nuestras dudas, miedos y frustraciones, quitando el barniz conformista con el cual nos pintamos demasiado.



Isabelle TOUSSAINT





Ilustracion: León MARTÍ TOUSSAINT

domingo, 11 de septiembre de 2011

Bruce Lipton, doctor en Medicina, investigador en biología celular

Bruce Lipton, doctor en Medicina, investigador en biología celular

Chicory: de madres y des-madres


Me gustaría hablaros hoy de una flor muy femenina  llamada Achicoria, CHICORY.
Es una flor que fue para mí muy importante, ya que la estudié durante mi embarazo.
Se trata, de hecho, de una esencia esencial para madres. Es sobre todo fundamentalpara  las que practican el chantaje emocional a sus hijos. Ideal también para hijas que se dejan manejar por sus madres. Cabe decir que nadie quiere formar parte de esos clubs pero que, muchas veces, necesitamos tratar cierta posesividad y intentar llegar al amor incondicional.
Más allá de esto, es una flor de desprendimiento. Sabemos cuan difícil es desprendernos de nuestros vástagos…
Para ilustrar esta lección fundamental, os contaré una anécdota, a mi entender, preciosa y ejemplar.
Estaba estudiando las flores de Bach y la profesora nos anunció que nos tocaba Chicory. Después de los pormenores de rigor, nos anunció que tendríamos que formar pareja con una compañera para escoger material y crear un mandala (un círculo que representa simbólicamente el universo).
Me tocó el único chico de la clase y empezamos a crear nuestra obra en común. Nos salió un mandala precioso, hecho con paciencia, silencio, amor e interés. Luego, cada pareja tuvo que comentar su proceso de creación, lo que hicimos con mucho gusto, tan orgullosos que estábamos de nuestro “hijo”, tan bello.
La profesora cogió entonces una cámara y sacó fotos de cada una de nuestras obras de arte. Nuestra sorpresa fue, pues, grande cuando, de repente, nos ordenó: “Ahora, lanzadlo al aire”. Delante de nuestras caras de desconcierto, nos comentó: “Los hijos se hacen entre dos, con amor, interés, paciencia; son los más bonito que nos puede pasar pero tienen que volar, esa lección la aprendemos de Chicory”. ¡Y tanto!… Fue una lección abrumadora y contundente, sobre todo para la embarazada que era.
Tristes pero consecuentes, hicimos lo mandado y echamos nuestros hijos simbólicos al aire… fue un auténtico des-madre, nunca mejor dicho.
No se me occurre historia más significativa para enseñar CHICORY y ¡doy gracias a Díos que existan las cámaras de fotos!

Isabelle TOUSSAINT
Foto: Isabelle TOUSSAINT

viernes, 9 de septiembre de 2011

El miedo no es intuición


La terapeuta que me inició a las flores de Bach me dijo una vez que el ser humano occidental vivía como perseguido por un oso en plena selva. Dicho de otra manera: disparamos demasiada adrenalina, hormona sólo imprescindible en caso de gran emergencia.
Sin embargo, vivimos “a la defensiva”. ¿Qué nos pasará el día que un oso de verdad nos persiga? Me da miedo sólo pensarlo... allí está nuestro problema: pensamos y ya tememos.
Lo peor de esa actitud es que creemos que es nuestra intuición que nos habla. Por lo tanto, solemos seguir nuestros miedos hasta los extremos más ridículos o peligrosos (gracias a Dios, no podemos llevar armas de fuego así como así en este país).

Observemos que la definición de la intuición es la siguiente: “Forma de conocimiento directa e inmediata que no recure al razonamiento”, viene de “mirar atentamente”, en latín “intuerii”
La del miedo: “Fenómeno psicológico de carácter afectivo marcado que acompaña la toma de conciencia justificada o no de un peligro
Remarco las palabras JUSTIFICADA O NO y tiemblo...

Creo que, si bien la conexión con la intuición debería ser constante, la con el miedo debería ser ocasional:
si la primera nos hace más sabios, el miedo injustificado nos hace cobardes, por no decir más tontos.

Nos hace falta insistir, además, en el hecho de que nuestra sociedad (será por la influencia anglosajona, con perdón) cultiva con cada vez más insistencia este miedo, sea de la forma que sea. Nos enseña  a desconfiar y eso nos vuelve más estresados con todos los problemas de salud (mental y física) que pueden derivarse de esta actitud.
Lo más triste de esa actitud de desconfianza, es que nos sentimos más perdidos cuando de verdad nos pasa algo. Tanto temer el accidente que cuando llega, ni lo conocemos o ignoramos como reaccionar (al fin y al cabo, ¡no somos Bruce Willis!).
Dejar hablar el miedo, es callar nuestra voz interior, es desconfiar de nosotros mismos (y, de paso, de los demás) y eso trae más desgracias que el hipotético oso paseándose por el bosque en busca de carne fresca (por cierto, ¿no comen miel?).

Creo que tememos que nos pase algo porque tememos no poder levantarnos después del acontecimiento, tememos no poder sobrevivir o no asimilar la desgracia. Es subestimar el poder de recuperación del ser humano, mucho más potente que lo que creemos.  Es sobre todo convertir el miedo en un viejo amigo de cada día cuando debería sólo ser un desconocido providencial que nos avisa de un peligro grave e inminente.

O sea que si le teníais cariño a  ese “amigo” traidor pero que por fin os habéis dado cuenta de que era más bien un enemigo, una buena manera de echarle de casa es de tomar flores de Bach.

Edward Bach había dividido su sistema en siete grupos de flores y el que nos ocupa hoy, lo habéis adivinado, es el grupo del temor: contiene cinco flores que tratan del tema.

La primera es la Mimulus (Mimulu), la cual trata de las inquietudes de la vida cotidiana, las fobias de todo el mundo, del miedo a hablar en público al pavor a las arañas por ejemplo. Nos da coraje para enfrentarnos al día a día.

La segunda es Cherry Plum (Ceferasífera) que trata del pavor a descontrolarse. Es una flor extremadamente útil en las sociedades reprimidas donde el enfado está socialmente mal visto. Nos aporta la certeza de podernos enfadar cuando hace realmente falta y controla el miedo que tenemos a enloquecer o pegar al prójimo que nos ha herido.

Otra es Rock Rose (Heliántemo), La flor típica del pánico que nos paraliza delante del (previamente mencionado) oso o de cualquier peligro. Es sobre todo un remedio fenomenal para curar los acontecimientos tan traumáticos que cualquier “estímulos” nos los recuerda y nos deja inválido e impotente. Es, pues, una flor magnífica para tratar la angustia.

Pasemos a Red Chestnut (Castaño Rojo), una flor típica para las madres que se preocupan tanto por sus seres queridos que les impiden evolucionar bien. ¿Os suena, verdad?

La última se llama Aspen (Álamo Temblón) que cura el miedo a lo desconocido, a lo irracional, aquella aprensión que las personas hipersensibles pueden sentir.

Como terapeuta, opino que nuestro peor enemigo son los temores y son el primer elemento del cual hay que desprenderse al iniciar una terapia. Los resultados siempre me asombran porque se alivia literalmente al paciente de un peso que no le correspondía.
Aprendemos pues que hay una diferencia enorme entre mirar atentamente  y asustarse por cualquier cosa. Debemos acostumbrarnos a la paz y a la tranquilidad (sí es que la hay) y confiar en la vida sin que eso nos impida “ir al tanto”.

PD: Se vence mejor al oso sin temor.

Isabelle TOUSSAINT


La buena estrella


Siendo la época de Navidad, es bueno hacer un paralelismo entre la famosa “buena estrella” y la flor de Bach llamada en inglés Star of Bethlem (cuya traducción literal sería Estrella de Belén pero que se ha traducido, id a saber por qué, por Leche de Gallina). La designaré, pues, por su abreviación inglesa en el sistema de Bach, STB, con el fin de evitar confusiones.
Este año, por varias razones, la estrella ha cobrado más importancia en mi vida. No por nada, pues, la mencioné en mis felicitaciones navideñas deseando a los míos “que puedan distinguir su buena estrella brillar en la noche”.
No eran sólo palabras para adornar la tarjeta: STB es, de hecho, una flor que nos guía literalmente cuando hemos perdido el norte. Sus seis pétalos recuerdan simbólicamente la estrella de David. La “noche” representa, por supuesto, nuestros traumas y sufrimientos.
STB nos indica el camino “correcto”, de acorde con nuestra intuición, lo que, según Bach, es lo justo.
Esa conexión con la intuición se puede perder de numerosas maneras pero STB trata principalmente los traumas no resueltos; también  fenómenos y sensaciones que nos han impactado desde el momento de nuestra misma concepción. La flor ayuda a aquél o aquélla que ha resistido al golpe y, por lo tanto, no ha dejado aflojar la emoción o cuya represión es tan fuerte que ni se da cuenta que aun tiene un trauma por superar.
Ese “golpe” puede ser un acontecimiento que ciertas personas verán como “irrelevante” cuando a uno le provocó gran dolor. La subjetividad “reina”, pues, y se ha de respetar la percepción de cada uno sin medir las “catástrofes” en función de la sensibilidad estándar de la mayoría.
Muchas veces, el ser humano se siente perdido y a la deriva a causa de sus numerosos traumas y STB le ayuda  a retomar la conexión consigo mismo, lo que es otra manera de decir que encontrar su “buena estrella”.
Pareceré mística, iluminada o ingenua pero creo también sinceramente que cada uno tiene un camino del cual se aparta por varios motivos y que volverlo a encontrar es fundamental para sentirse anímicamente mejor.
Una buena manera es superando nuestros traumas pasados. He visto STB devolver “luz” a muchos y cualquier terapeuta que ha trabajado con flores de Bach os confirmará que es una flor radical  (porque va a la raíz del shock). Nos ilumina realmente, sea cual sea nuestra religión o creencia. Aporta lucidez hasta a estas pesadillas que reflejan nuestras heridas y nos permite verlas como acontecimientos y no como una crucifixión o (más adecuado al momento) a la masacre de los Inocentes.
Siempre hay una noche y siempre hay traumas en nuestras vidas, pero siempre también hay un día y sobre todo, siempre hay una estrella en la noche, es decir la esperanza (y la certeza) de salir del paso. Mejor para cada uno no olvidarlo. ¡Feliz Navidad!

Isabelle TOUSSAINT
2009

El Nogal, el castaño y la vuelta al cole: las flores de la adaptación y de la confianza



Por estas fechas, numerosas madres deben estar sufriendo por la famosa vuelta al cole, o también por la primera vez en la guardería, de sus queridos vástagos.

Este sufrimiento, si es bien humano y comprensible, es también evitable: preocuparse es bueno siempre y cuando el miedo no interfiere en el desarrollo del niño y que encontramos maneras de motivar a nuestros hijos  a lanzarse en la aventura escolar. Preocuparse es malísimo cuando transmitimos el miedo a un infante que ya bastante tiene con el suyo propio y cuando le infantilizamos al pensar que será incapaz de adaptarse cuando somos nosotras, muchas veces, que no nos acostumbramos a los cambios.

Para superar este periodo delicado, podemos proponer la flor de Nogal, “WALNUT, la cual nos permite adaptarnos fácilmente a las innovaciones de la vida, junta con “RED CHESTNUT” (Castaño rojo) que corta el miedo excesivo por los seres queridos.

La primera (“WALNUT”, pues) nos hace sentir estables en un mundo inestable, nos protege de las influencia externas con el fin de conservar entera nuestra “identidad”. Es una flor de ruptura con el pasado y aceptación de la novedad. Cabe decir que nos resulta muy útil en el mundo actual, lleno de traslados y cambios de trabajo o de escuela.

La segunda (“RED CHESTNUT”) evita la ansiedad por la gente que amamos (¿demasiado, mal?), evita también esa sobreprotección tan frecuente y dañina hoy en día, aquella que impide el crecimiento de nuestros hijos o que detiene el proceso de curación si viene al caso. Aquí, un comentario aparte sobre esta sobreprotección: ahora, parece que nuestros hijos no pueden tener ningún obstáculo en su camino, que todo tiene que ser un camino de rosas, por lo tanto totalmente fuera de la realidad. Todos, por ejemplo, deben sacar “excelentes”, mejor dicho los profesores deben siempre ponerles un excelente para que no se desanimen;  es más, doy fe que, cuando un bebé de un año se cae (¿quién nos se ha caído alguna vez intentando caminar?), se arma un escándalo callejero mayor que cuando se trata de defender ideas como al democracia. Podría llenar la página de anécdotas parecidas (a veces hasta divertidas) pero sólo quiero subrayar un hecho: que cada vez menos preparamos a la juventud a lo que es la vida real, con sus dificultades y, sobre todo,  sus soluciones.

Precisamos que estas flores se pueden dar tanto a los padres ansiosos como a los niños, ya que la familia es dinámica y transmisión constantes.

Dejemos, por favor, de desconfiar de la capacidad de nuestros hijos a asimilar el cambio que supone la vuelta al cole (y, de desconfiar además, de paso, del docente encargado de llevarlos a buen puerto) o cualquier otra “fluctuación”. Confiar  hace libres tanto a nosotros mismos  como a los demás, vale la pena intentarlo.

Isabelle TOUSSAINT

La expresión del enfado

El enfado es un tema extremadamente interesante, sobre todo en culturas que lo tachan de vergonzoso, como la sociedad occidental (y más al norte, peor). Falta precisar que España no es precisamente, que yo sepa, de estos países que más evitan el enfado. Diría más bien lo contrario: siempre según mi experiencia personal, he notado que enfadarse no estaba tan mal visto socialmente que en muchos países más nórdicos o anglosajones.  Este comentario hecho sin ninguna intención de criticar ni a unos ni a otros: las culturas reprimidas contienen y retienen muchísima violencia mientras las sociedades que lo son menos dejan  el enfado expresarse donde sea y de manera bastante caótica sin resolver siempre el conflicto que lo ha provocado.
Ahora bien, si reprimir el enfado es malo y poco saludable, estallar indiscriminadamente también puede resultar muy injusto y generar resentimiento. No es inútil,  pues, dedicar un momento al asunto.

Una de las flores de Bach más relevante en estos casos sería “CHERRY PLUM” (Ceferesífera) porque trata de las nociones de control y descontrol, del limite entre la educación o cultura y nuestro lado salvaje, que tan mal solemos aceptar; favorece la tranquila conciencia de emociones y sentimientos negados profundamente escondidos.

Efectivamente, cuando nos enojamos,  muchos tenemos la desagradable impresión de perder totalmente los estribos y este hecho nos avergüenza profundamente (además de generar culpa). Sin embargo, al no estallar, nos sentimos pisoteados, cobardes y humillados. Será el problema del ser humano, ¿humillar o ser humillado?

Ni una cosa ni la otra: enfadarse es bueno y saludable siempre y cuando el enfado sea justo y respetuoso; siempre y cuando vaya dirigido a la persona adecuada en el momento adecuado por el motivo adecuado. Y eso es lo difícil, y es allí donde nos equivocamos casi siempre y que nos volvemos, o bien cobardes, o bien injustos.

Para eso, tenemos la Ceferesífera (a la cual  le podemos añadir “HOLLY”,  el Acebo, otra buena flor que trata la rabia y la desconfianza ) la cual nos dice cuando es justo el disgusto y cuando no, por que nos conecta directamente con nuestra intuición, la cual sabe perfectamente si vamos por buen camino. Tomar esa flor es como aclarar la nube negra que nos ciega y oír una voz (la nuestra) que nos susurra de pensar y, después, actuar por que se ven más claramente las raíces del problema, pues del disgusto.

Un enojo no asimilado, no expresado, no aceptado perjudica la salud del que se calla tanto como una bronca  justa y sin sentido afecta el que la aguanta. La razón no puede siempre con todo y, en estos casos, podemos contar con estas flores que nos insuflan el coraje de enfrentarnos realmente, permaneciendo personas equitativas, acordes a nuestra conciencia.


Isabelle TOUSSAINT

Foto: Isabelle TOUSSAINT,
Ilustración: León MARTÍ TOUSSAINT




¿Luchar o no luchar? Entre molinos y gigantes.




Me permito hablarles hoy de un problema encontrado muchas veces a lo largo de mi humilde experiencia en el campo de la terapia floral. Lejos de querer teorizar lo que muchos otros hicieron perfecta y adecuadamente, sólo remarcaré unos comentarios que me hice a la hora de intentar ayudar en la medida de mis posibilidades. Esos comentarios pueden relacionarse más o menos directamente, en opinión de su servidora, con el estado anímico competitivo y luchador de la sociedad  actual (por sólo mencionar la nuestra).
Sin ánimo de criticar la voluntad de cada uno por mejorar (la cual encuentro admirable), quisiera sólo subrayar que, muchas veces, ésta trae un mal peor: la inflexibilidad, tan psíquica como física.
A pesar del discurso políticamente correcto de tolerancia, me temo que tengamos que admitir que toleramos cada vez menos cosas: la muerte, la enfermedad, la impotencia (sea cual sea), el fracaso y demás. Estos eventos, sin embargo, forman parte integral de la vida y no aceptarlos significa, a la larga,  rechazar la vida misma.
Llamémoslo intransigencia o inflexibilidad, poco importa. Lo que sí es fundamental, es que el ser humano occidental parece cada vez menos dispuesto a aceptar los inconvenientes que nos trae la vida (vejez, enfermedad,...) y peor aun, rechaza su sentido verdadero, su fin, que es la muerte.
Lejos de mi intención  hacer un panegírico de ésta última, quería solamente decir que el ser humano (occidental, pues) piensa que tiene que luchar contra vientos y mareas cuando es justamente esa actitud de resistencia que le lleva a comprometer su salud tanto mental como física.
Luchar es noble (como el Roble, una flor de Bach, OAK); resistir, necesario (como el Agua de roca, ROCK WATER, otra flor) pero ceder y declararse vencido en el momento adecuado es sabio y saludable.
Dicho de otro modo: tenemos que evaluar cuando es menester luchar y cuando no, para ahorrarnos tiempo y energía y mantener nuestra salud. Demasiadas veces he visto a gente padecer una especie de parálisis física por no haber aceptado una derrota.
Pasaré los clichés “Caña se dobla pero no se rompe”, “Se pierde una batalla, no la guerra” (que son absolutamente ciertos) para remarcar que perder es bueno por que nos quita un peso de encima (por lo tanto nos alivia) y por que nos obliga a reflexionar, ¿No será eso una especie de pequeña victoria?
Muchas veces, allí donde sólo hay molinos, vemos gigantes. Las flores de Bach pueden, afortunadamente, ayudarnos a saber cuando luchar y cuando no, por que nos dan acceso directo a nuestra intuición (la flor CER, Cerato es, por ejemplo, muy eficiente), la cual sí sabe distinguir perfectamente entre un gigante y un molino, incluso los días de fiesta de Tarragona.
¿Luchar o no luchar? ¡Esa es la cuestión! Pero no perdamos salud y energía en combates
 inútiles contra enemigos imaginarios, ya que nuestro peor enemigo somos nosotros mismos, dicho de paso...
“Dios me otorga  la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar;  el coraje de cambiar las que sí puedo; y la sabiduría para distinguir entre ambos” (Reinhold Nieburh).

Isabelle TOUSSAINT

El infierno son los demás (salvo los gatos)

Pensando en la soledad, se me occurre que el ser humano la soporta cada vez menos, al mismo tiempo que la comunicación es cada vez más escasa.
Me explico: si bien la tecnología nos permite una comunicación instantánea y constante, las palabras intercambiadas o temas tratados son muchas veces triviales e inconsistentes.
Por otro lado, poca gente consigue encontrar la serenidad por sí sola, como si les diera miedo pensar en sus existencia. Como dice Blaise Pascal: "La infelicidad del hombre se basa sólo en una cosa: que es incapaz de quedarse quieto en su habitación".
Dicho de otra manera, nos parecemos a un gatito ansioso por recibir cariño y, a la vez, ferozmente salvaje y con ganas de arrañar a quien le acaricie.
Ya me habéis visto venir, os hablaré hoy del grupo de la soledad, que me gusta calificar mejor como el grupo de los problemas de comunicación.
La primera flor es HEATHER (Brezo), que corresponde a la primera fase que experimenta el gatito, la de las ansias por recibir cariño, mimos y compañía. Son personas que necesitan hablar mucho y relacionarse con todos y cada uno sin criterio, no por sociabilidad sino por miedo al vacío interior que sienten constantemente. El que necesita Heather se nutre de la energía y presencia del entorno, tal como el bulímico que está comiendo sin cesar pero que nunca logra saciarse (y acaba, de paso, devolviéndolo todo).
El Brezo nos permite, pues, aceptar la soledad, el diálogo con nosotros mismos, sin temor. Es, además, una flor muy útil para los niños que piden exageradamente atención.
La siguiente flor es IMPATIENS (Impaciencia), que equivaldría a la segunda fase de nuestro adorable gatito. No es tan adorable, ya que pierde la paciencia y nos araña para marcharse corriendo. Es la flor de la gente acelerada, que sigue su ritmo y camino sin tomar en cuenta a los demás. Esa impaciencia provoca irritabilidad y soledad (esta última, muchas veces, muy deseada).
Aquella soledad no sería, a mi entender, tan negativa (vuestra servidora se identifica mucho con Impatiens) si no escondiera una falta de comunicación que puede hacer sufrir a nosotros y a nuestro entorno. Por lo tanto se ha de equilibrar egoísmo inteligente (como dice el Dalai Lama) con consideración hacia los demás y desarollar más la empatía.
La última flor es la más positiva del grupo, WATER VIOLET (Violeta de Agua). Define la actitud de muchos gatos adultos, que parecen retraídos, muy autónomos y orgullosos. La considero una flor positiva porque sirve para gente con quienes queremos estar (al contrario de Heather, que evitamos, o Impatiens, que nos evita) pero cuyo orgullo y distanciamiento impiden la verdadera compasión y amistad.
El infierno son los demás, ya me hago cargo. Sin embargo, el poder compartir y expresar las emociones es también bonito y enriquecedor.
Miro al gato con quien quisiera convivir o que quisiera ser: un ser amoroso pero independiente; respetuoso pero territorial; expresivo pero digno.
Isabelle TOUSSAINT

La visión del mundo.

A quienes me preguntan de que pueden servir las flores de Bach,  insistiría en una cosa muy útil y pragmática: las flores nos ayudan a asimilar la realidad.

Las esencias no transforman el mundo si no que cambian nuestra manera de verlo. Las “tragedias” o molestias ocurren igualmente con o sin flores, cabe decirlo, pero en vez de ser bombas que nos destruyen, se transforman en una lluvia fina cuya molestia podemos aliviar gracias a un paraguas o un impermeable.

Por supuesto, algunos tienen  ya esta capacidad sin necesidad de tomar flores  pero las flores ayudan a la mayoría a lograr este estado de ánimo más sereno de verdadera aceptación de los hechos.

El ser humano que logra seguir su intuición y quedarse íntegro a pesar de la desdichas, es él que acepta la realidad pero no él que se resigna.

La diferencia es importante: la resignación es negativa y trae resentimiento (emoción tratada por la flor WIL, Sauce) o debilidad generalizada y falta de voluntad (CEN, Centaura). La palabra en latín medieval “resignare” significaba “devolver, cancelar”. La aceptación, sin embargo, es su contrario: viene del latín “accipere”, que significaba “acoger, recibir”. Miramos, pues, de frente las desgracias y traumas y se recuerdan con mucha más serenidad, sin rencor.

Parece que esté hablando de algo imposible de realizar. No obstante, los que hemos tomado flores después de un trauma sabemos que es totalmente factible: las flores tratan nuestras emociones sin necesidad de discurso racional, van directo al corazón y nos permiten asimilar episodios dolorosos con mayor sabiduría: “Eso me pasó, pero ya pasó”. Lo negativo se vuelve una lección y lo positivo se guarda, por supuesto.

Asimilar lo que pasó es la única manera de seguir avanzando de manera más o menos positiva, de eso sirven las flores STB (Leche de gallina en castellano), especial para los traumas; o bien WAL (Nogal), la cual facilita la adaptación. Nuestra salud depende de esta actitud: si el rencor se queda grabado dentro de nuestro cuerpo y nos afecta un día u otro, más vale, pues, eliminarlo ya que somos capaces de cambiar nuestra actitud frente a la vida.

Por lo tanto, se puede afirmar que las flores de Bach cambian nuestra visión del mundo
sin necesidad de llevar gafas con cristales rosas ni ser exageradamente optimistas. He aquí una frase muy bonita de Schweitzer: “El mayor descubrimiento de todos los tiempos es que los seres humanos podemos modificar nuestra vida modificando la actitud de nuestra mente”.


Isabelle TOUSSAINT


Ilustración: Claude Monet, Les coquelicots/Las Amapolas

Adicciones, nocividad y autosuficiencia


Individualismo, soledad o incertidumbre pueden ser unos de los factores que nos llevan a depender de substancias o de personas nocivas. No poder desprenderse de un ser (mal) querido, fumar cada 15 minutos, tomar drogas, beber mucho alcohol son tipos de comportamientos que, si se repiten sistemáticamente, nos convierten en "adictos", que queramos reconocerlo o no.
Para ayudar al paciente, hay una batería de flores que han demostrado su eficacia.
Primero, la CENTAURY, (Centaura), para los que se tienen que someter a alguien o algo para poder vivir. Se da en caso de ego muy poco fuerte y de baja autoestima. A mi entender, es una flor primordial para tratar las adiciones de todo tipo.
Segundo, AGRIMONY (Agrimonia), excelente ansiolítico del sistema de Bach, es el suero de la verdad, el abrir nuestro desván y descubrir el por qué necesitamos tanto coñac para avanzar en la vida. Son personas que recurren a la adicción para aguantar su existencia y que no quieren saber que sufren, van tapando las heridas sonriendo y fingiendo que todo está perfecto.
De CHERRY PLUM (Ceferasífera) ya os he hablado largo y tendido en muchas ocasiones, esta flor tan polivalente que trata del miedo a descontrolarse, útil en casos de bulimia por ejemplo.
Se puede añadir HEATHER (Brezo), flor que nos da el amor que no recibimos y llena nuestra vida. Es una esencia clave contra la soledad y nos enseña que más vale estar solos que mal... ya sabéis.
HONEYSUCKLE (Madreselva) es imprescindible a la hora de tratar de la nostalgia de algo perdido, es una flor de adaptación emocional que cura la melancolía y la dependencia al pasado (aunque ese fuera tremendo). Se toma mucho en cuenta durante los primeros días de abstinencia de cualquier adicción.
WALNUT (Nogal) es otra maravilla que nos hacen adaptarnos mentalmente a las situaciones y afirmar la decisión de no depender de aquello que nos destruye.
Por fin, se da RED CHESTNUT (Castaño Rojo) que ayuda a corta la dependencia y cura las rupturas afectivas, los diversos duelos que hemos de aceptar.
Además de este tratamiento básico, es imprescindible analizar los motivos de la adicción y aquellos pueden variar, a partir de allí, de un paciente a otro.
Si a ese le falta confianza en si mismo, se le da LARCH (Alerce) para reforzar la CENTAURY anteriormente mencionada. Evita que uno se convenza de su inutilidad congénita.
Si una fuma por no engordar o no comer más, la flor perfecta es CRAB APPLE (Manzano Silvestre) porque elimina mucho la mala imagen que una puede haber adquirido de si misma.
Hay muchos ejemplos así, no me explayo. Sólo quería subrayar la importancia de ir a la RAÍZ del "mal", de ser pues "RADICAL" con el fin de ERRADICAR los apegos nocivos, mejorar salud y autoestima y preguntarse de una vez: "Por qué diablos siempre he necesitado eso para vivir? No me hace ninguna falta". Es un camino hacia la autosuficiencia (cuando "los recursos propios son suficientes para garantizar las necesidades esenciales"), palabra hermana de "libertad".
Isabelle TOUSSAINT

Foto: Isabelle TOUSSAINT

Lecciones de árboles


El sistema floral de Bach contiene treinta y ocho flores y cada una de ellas nos enseña algo, según como crece, se nutre y lucha.
Estas lecciones son ejemplos que tomar en cuenta. Ahora mismo, os hablaré de dos árboles que me llaman mucho la atención, el sauce y el pino.
El sauce (WILLOW) nos da la flor que combate el rencor y la “victimización”, esa actitud tan frecuente que tan bien resume la expresión "pobre de mí". Sauce sabe mucho de resentimiento, y con razón: ha sido un árbol sometidísimo a la tala salvaje y a la industrialización. Le siguen cortando parte del tronco y ramas para obligarle a crecer de otra forma.
No os escapará la clara analogía con el adiestramiento que muchos de nosotros hemos sufrido (o seguimos sufriendo) a manos de una sociedad capitalista, intolerante, únicamente preocupada por el dinero, el rendimiento o la apariencia. A manos también de padres o familias que, creyendo hacer un bien, nos obligan a seguir un camino que no es el nuestro, imponiéndonos una carrera, rechazando nuestra pareja o criticando nuestra manera de vivir.
Mucho puede reprochar el ser humano frustrado a sus educadores o a su entorno, la lista no tiene fin, sin siquiera hablar de los traumas y enfermedades que nos acechan a veces constantemente.
Podríamos, efectivamente, recitar el "pobre de mí" cada mañana.
Sin embargo, os recordaré un detalle importante (sin ánimo tampoco de subrayar que formamos parte de los pocos privilegiados de este planeta, ya sabéis por que): es sólo aceptando nuestras limitaciones (los "determinismos" según Jean-Paul Sartre) que nos haremos libres, a pesar de las "injusticias" que nos hayan tocando experimentar.
Por lo tanto, el sauce es el árbol clave porque siempre da lo mejor de si mismo a pesar de esa tala tan injusta, y hasta llega a crecer en lugares "impropios" sin perder sus ganas de vivir ni su belleza.
El segundo árbol que me dice mucho es el pino, (PINE), ejemplo ideal ya que estamos todavía en invierno. Árbol invernal, pues, del frío, de las cenizas, de la muerte y sobre todo de la culpa. No es casualidad que, en nuestras culturas, aparezca en diciembre un anciano que nos premia con regalos, o nos castiga tal vez...
Saber reconocer la culpa que tenemos en algo es no sólo sano sino imprescindible.
No obstante, tenemos que poner un límite a este proceso y seguir adelante con nuestro fuego, nuestra luz y es exactamente lo que hace el pino.
A pesar del invierno y de la culpa, sigue íntegro con su fronda entera y, al igual que el sauce, da lo más bello de si mismo en una época desagradable.
La culpa es compañera del perdón, no lo perdamos de vista, y la luz que emana de ese árbol (sea o no eléctrica) nos ha de decir que vale la pena continuar viviendo, intentando hacer las cosas lo mejor posible, con errores también a veces.
Así, esos dos árboles nos ponen frente a  nuestra responsabilidad y a nuestra luz interna en las cuales debemos creer firmemente.
He aquí una bonita frase de Epicuro para resumirlo: “"Acusar a los demás de las propias desgracias es una prueba de ignorancia humana; acusarse a si mismo significa empezar a aprender; no acusar ni a los demás ni a uno mismo es auténtica sabiduría".

Flor y entorno



Los que habéis probado alguna vez la kinesiología aplicada a las flores de Bach sabéis que este método os da las flores que corresponden o bien a vuestros traumas pasados, a las circunstancias actuales (que vendría a decir que es todo lo mismo pero no me explayo) o bien los comportamientos o rasgos de carácter que deberíais "modificar" para mejorar vuestra vida y salud.
Más allá de ello, es interesante recordar o precisar que, a veces, tenemos que tomarlas a pesar de no tener el "defecto" si no porque tenemos que enfrentarnos de muy cerca a alguien que sí lo tiene.
Me explico: os puede salir la flor VINE (la Vid) sin que seáis especialmente autoritario, inflexible o de una intolerancia exagerada. A parte del hecho que nunca nadie reconoce serlo (no es, que digamos, la flor la más positiva del sistema) y que todos lo somos (si no para los demás, en todo caso para nosotros mismos), muchas veces  he podido deducir que el paciente tenía que lidiar a diario contra una persona tiránica (o percibida como tal).
Al tratarse con aquella flor, la persona suele "defenderse" (afirmarse) mejor contra aquél que la "invade".
Desde que he tenido la suerte de trabajar con el sistema de Bach, he podido observar que las flores más frecuentes en esos casos, según mi humilde experiencia, son las siguientes: La Vid (VINE); la Cerasífera (CHERRY PLUM) y  Achicoria (CHICORY).
Ya he comentado brevemente VINE. Hablemos pues de su hermana, la CHICORY. Trata GENERALMENTE de mujeres, madres posesivas que recurren al chantaje emocional para conservar el (pretendido) "cariño" de sus vástagos. Es, pues, una flor en esencia femenina, lo que no impide que los hombres la necesiten; tanto como VINE es más bien una flor masculina que se puede dar a mujeres. He dicho "hermana" porque podéis ver los puntos comunes entre VINE y CHICORY, aunque tienen diferencias importantísimas que no explicaré aquí.
Es, otra vez, una indicación del entorno del paciente, el problema que probablemente tiene con su madre que invade su territorio. En aquel caso, CHICORY ayuda a cortar con el afecto maternal.
La última flor, de la cual hablé ya en otros artículos, es CHERRY PLUM. Es la flor del miedo a enloquecer, a perder el control. Se ve en casos de gente cuyo familiar intentó (o logró) quitarse la vida.
O sea que más allá de la necesidad directa de cada paciente, la flor ayuda también a aclarar el entorno familiar y trata, pues, indirectamente a la persona dañada por la actitud de su familia.
Recalcaré aquí la importancia de las terapias familiares o de las llamadas constelaciones con el fin de aclarar el papel de cada uno/a dentro del núcleo familiar.
A veces, oigo gente decirme “No sirve de nada que haga eso, ya que mi familia no cambiará nunca, mi madre es como es, mi padre también”. No se trata tanto de cambiar a nuestros parientes si no de aceptarles como son protegiéndose sabiamente. Lo que he podido notar es que una vez que un paciente toma flores, su entorno cambia a veces radicalmente, no sólo por la percepción que tiene él mismo de los suyos (que pueden aclarar efectivamente las flores) sino sobre todo porque al ver que alguien se afirma o se “reposiciona”, los miembros del núcleo familiar han de modificar también la actitud y se puede decir que las “invasiones” intempestivas cesan o disminuyen.
Ánimo pues, vuestro entorno no es inmutable, nunca es demasiado tarde, vosotros formáis parte del proceso.

Isabelle TOUSSAINT


Foto: Isabelle TOUSSAINT

Introducción a las flores de Bach.




Erase una vez un médico llamado Edward Bach, el cual se dedicaba a la bacteriología. Estaba convencido de que la enfermedad, tanto psíquica como fisiológica, tenía sus raíces en el paciente mismo. Consideraba pues los males como productos de malas costumbres, acciones equivocadas o pensamientos negativos. De allí también la certidumbre que el paciente se podía curar viendo la vida de otra manera.
A la sazón, a ese médico galés de 35 años, le dieron cuatro meses de vida. Decidió, por lo tanto, dedicar ese corto tiempo a buscar dentro de la naturaleza misma los remedios a esas enfermedades y desgracias. Encontró pues treinta y ocho flores distintas, cada una con su papel y patrón. Es ese sistema que se suele llamar Flores de Bach y cada frasco contiene la energía de una flor.
Existe también otro frasco llamado Rescate (RESCUE), muy popular por su gran eficacia en casos de emergencias, shocks o estres. Bach lo creó juntando cinco flores de su sistema: CHERRY PLUM (Ceferasífera), CLEMATIS (Clematide), ROCK ROSE (Heliantemo), IMPATIENS (Impaciens) y STAR OF BETHLEM (Leche de Gallina). RESCUE igualmente existe en crema or spray. Hoy en día, a la crema, se le añade también CRAB APPLE (Manzana salvaje) con el fin de curar los problemas de piel.
Edward vivió quince años más, apasionado que estaba por la vida y sus investigaciones, prueba viva de su teoría. Ayudó a muchos pacientes,  igual que a si mismo, durante esos años y escribió también sobre el tema de la enfermedad y curación.
En cuanto a las flores, que os iré presentando a lo largo de los artículos, se dividen en siete grupos:

1) el miedo
2) la incertidumbre
3) el desinterés por el presente
4) la soledad
5) la desesperación
6) el sufrimiento por los demás
7) la hipersensibilidad

El método de fabricación es muy  fácil y totalmente natural: se recoge la flor y se la pone durante unas horas en agua de fuente en pleno sol de mediodía. Después, se cuela el líquido y se conserva añadiendo un poco de coñac a la preparación.

A veces, algunas flores parecen tratar el mismo tema. Lo que las diferencia es en general el grupo en el que se encuentran, es decir el motivo profundo detrás del síntoma. Por ejemplo: OLIVE (Olivo) y HORNBEAM (Hojarazo o carpe) tratan igualmente la fatiga. Sin embargo, OLIVE es una flor de desinterés por el presente (conectará, pues, el paciente con la realidad) cuando HORNBEAM ayuda a aclarar las dudas, siendo una flor de incertidumbre.
Flores tales como HONEYSUCKLE (Madreselva) y WALNUT (Nogal) nos ayudan a adaptarnos y a cortar con el pasado pero si la primera  restablece el interés por el presente, la segunda cura la hipersensibilidad al cambio.

Se suele decir que la primera flor encontrada por él fue Impatiens, ya que él entraba en el patrón de esa flor, él de una persona impaciente, irritable y muy rápida que busca la soledad con tal de no aguantar a la lentitud de los demás.
De hecho, si unas flores se necesitan de manera circunstancial (como ejemplo, tenéis la SWEET CHESTNUT, Castaño Dulce que trata las angustias extremas), otras describen una personalidad en la cual unos se pueden reconocer, como Impatiens.

Las flores convienen a cualquier persona: tanto niños o recién nacidos como mujeres embarazadas o gente en coma. Son compatibles con cualquier tipo de tratamiento y son un método dulce y natural que nos lleva al camino de nuestra conciencia, lo que somos realmente detrás de la capa de traumas o malas experiencias vividas.

A raíz del descubrimiento de Bach, se empezaron a crear otros sistemas tan valiosos como el original y cada uno con sus especialidad. Existen por lo tanto flores de California, orquídeas del Pirineo, un sistema del Bush de Australia etc.

Terminemos por una frase de Bach: " La enfermedad, aunque en apariencia tan cruel, es en sí misma benéfica ya existe por nuestro bien, y, si se interpreta correctamente, no guiará hacia nuestros errores esenciales".

Isabelle TOUSSAINT


Ilustración: retrato de Edward Bach