Tuve la gran
oportunidad de oír una ponencia de una terapeuta de Tarragona, Neus Esmel Esmel
sobre flores de Bach y dibujos de niños y quería compartir con vosotros la
enriquecedora experiencia.
Empezó
recalcando la importancia de la creatividad a la hora de tratar con niños. La
sorpresa fue grata cuando habló de utilizar las representaciones de las flores
(como postales, cuadros, fotos) con el fin de sanar a los niños.
Se trata
concretamente de dejar al pequeño paciente elegir la ilustración que prefiere,
siendo en general la flor que él necesita en el momento. Los resultados son muy
significativos y demuestran, si hacía falta, la profunda compenetración entre los infantes y las
flores.
A partir de
allí, se aconsejaba desarrollar la creatividad de cada uno, animando al infante
a ilustrar su problema a través de un cuento, de un graffiti, de un dibujo o
pintura o bien de un manga, un cómic, dependiendo del gusto y nivel del
paciente.
Recalcaba
también lo acertado que era el “diagnóstico comparado” a la vista de los
resultados obtenidos con la kinesiología, los cuales solían confirmar el
primero.
Sin embargo,
lo que más me ha llamado la atención practicando este método con niños fue como
ellos podían “retratar” su propia familia.
De hecho, cabe
recalcar que nuestros vástagos tienen sus propias vivencias e interpretaciones
de los hechos y las personas que les rodean, por mucho que queramos imponerles
nuestra visión. Eso se refleja mucho cuando el terapeuta le dice al niños de
elegir una flor para cada miembro de su familia. El resultado es acertado,
duro, contundente. Allí, ellos se convierten en nuestros maestros y nos toca
“aprender la lección”.
Insisto otra
vez en lo intuitivos que son los niños, ya que, sin necesidad de palabras ni
influencias externas, eligen la flor que resume a su padre/madre/hermano con
una lucidez asombrosa.
Personalmente,
cuando mi hijo me escoge una flor, suelo hacerle caso porque él habrá visto algo que no percibí pero que necesito
sanar.
Son numerosos
los ensayos que hablan de esa conexión entre esencias y niños, de esa felicidad
que aporta la flor y de las reacciones inmediatas y profundas que tienen los
pequeños al tomarlas.
Ciertos
terapeutas afirman incluso que el mero hecho de mirar la foto de la esencia y de
dibujarla ayuda al niño a superar sus conflictos emocionales.
Estos símbolos e imágenes
son un lenguaje más directo para llegar al pequeño, dejando fluir la
sensibilidad y apartando el lado demasiado racional que puede estorbar la
comunicación con el infante. Estos métodos están a nuestro alcance, utilicémoslos para serenar a nuestros hijos y
hablarles en su propio lengua.Isabelle Toussaint